domingo, 27 de abril de 2014

MORTANDAD EN TRAMOS SIN MUERTE: MITOS Y LEYENDAS.

Todos sabemos que hay mentiras que a base de repetirlas corremos el riesgo de que acabe pareciendo que son verdades incontestables. Afortunadamente, esto no es así, aunque lo parezca. Y he querido empezar de esta manera, porque a título personal, ya tengo la paciencia casi desbordada por estar leyendo continuamente los mismos "mantras", sobre todo teniendo en cuenta que hay estudios desde 1984 (sí, sí, desde hace 30 años) que los desmienten uno por uno. Por poner algunos ejemplos de estos "mantras" y que todos nos vayamos ubicando:

- 1) "En los tramos sin muerte los peces acaban muriéndose igual que en los tramos con muerte". FALSO.

Este es un argumento que a menudo utilizan aquellos que siguen defendiendo el "esnuca y fríe" para oponerse a los tramos sin muerte o para menospreciar el captura y suelta (bien hecho) como método para proteger las poblaciones de peces. Hay innumerables estudios que demuestran que en los tramos donde se practica de manera sistemática el captura y suelta (en adelante, CYS) nunca se produce una mortandad mayor del 20% entre los peces capturados.

Aquí se alude constantemente a dos ejemplos muy concretos: Mieres y Pino del Río. Y sin querer entrar detalladamente en cada uno de ellos, sí vamos a desmontar este argumento que no por repetirlo hasta la saciedad va a convertirse en algo cierto, aunque en el caso de Mieres una reintroducción de truchas de dudosa procedencia y con una limitada capacidad reproductiva en un río completamente desnaturalizado seguramente tuvo bastante que ver en que del boom inicial posterior a la reintroducción se pasase a una merma considerable en la población truchera para terminar estabilizándose de manera acorde a la capacidad de mantenimiento de población del propio río y de capacidad reproductiva de la población actual del propio río.

Pero lo verdaderamente importante aquí es que hay que tener en cuenta un factor que se llama "Ecología de poblaciones", que requiere estudios serios, organizados y continuados en el tiempo, que en España no se realizan porque aquí lo que nos mola son las opiniones de barra de bar. Pero con solo unas mínimas nociones acerca de la disposición espacial, la organización por edades o estadíos, el sexo, el comportamiento, la densidad, desarrollo, reproducción, alimentación, dispersión, etc. nos permite comprender ciertas cosas que son muy válidas incluso sin esos estudios que parecen tan necesarios a estas alturas (o al menos tienen mayor validez que las opiniones de barra de bar).

Y para que se entienda, vamos a tomar solo en cuenta unos pocos de estos factores: la dispersión, la mortalidad, la disposición espacial y la densidad o abundancia.

Si en un tramo de río concreto, es decir, un biotopo con su correspondiente biocenosis, se produce un aumento de la densidad de una especie concreta puede llegar a tal punto que los recursos que mantienen una población saludable de dicha especie, comiencen a escasear, por lo que pueden suceder varias cosas:

- que un determinado estadío de dicha especie disminuya, que es lo que sucede cuando en un tramo sin muerte nos encontramos con truchas muy grandes o muy pequeñas, lo que puede perfectamente ser un reflejo de una excesiva densidad de población, que hace que las truchas de tamaño medio no dispongan de los recursos suficientes o no encuentren una adecuada disposición espacial para sus necesidades, por lo que decidan desplazarse hacia tramos aledaños (que pueden ser, y generalmente lo son, tramos de pesca con muerte, donde este tipo de truchas tienen los días contados).

- que se produzca un descenso brusco en la densidad de población, en el que pueden influir muchos factores, y también podemos influir los pescadores incluso ejerciendo la práctica de CYS, y no porque se mueran muchas de las truchas capturadas, si no porque alteramos la disposición espacial con la presión de pesca, lo que hace que las truchas se desplacen a otras zonas, del mismo modo que puede suceder con las riadas, con la introducción de depredadores como el lucio o por otros variados factores.

- que se alcance una densidad de población tal, que ese tramo concreto de río no genere los recursos suficientes para mantener esa densidad de población.

Y todo esto sin entrar en factores como la reproducción, la alimentación, el desarrollo, el sexo, etc.

Pero tomando en cuenta solo tres o cuatro factores ya vemos que el argumento de "En los tramos sin muerte los peces acaban muriéndose igual que en los tramos con muerte" carece de sentido alguno.

Pero, es más, me atrevería a afirmar que incluso en los tramos de pesca sin muerte conviene que haya peces que se mueran, porque en el caso de que no suceda esto, la pirámide poblacional nunca va a presentar una estructura correspondiente a una población saludable.

- 2) "Los anzuelos con muerte causan una mayor mortalidad en los peces". FALSO (a medias).

Yo soy un defensor a ultranza de los anzuelos sin muerte, pero si cogemos estudios con la máxima reputación científica que se han realizado en Canadá, Australia o USA comprobaremos que en la mayor parte de los estudios realizados no se aprecia diferencia alguna, y que en aquellos que si aportan datos divergentes, porcentualmente, la diferencia es mínima (entre un 1% y un 3%).

Pero no solo en el caso de anzuelos con o sin muerte tenemos datos a tener en cuenta. El catálogo de mitos y leyendas en lo relativo a los anzuelos nos deja datos tan significativos como estos:

- Con anzuelos grandes la mortandad es menor que utilizando anzuelos pequeños (por la dificultad para el pez en tragar, ya que, aunque generalmente se argumente lo contrario, se producen menos casos de que el pez trague profundamente pescando con un streamer o ninfa en un #8 o #10 que con un díptero del #24).

- Con anzuelos circulares la mortandad es menor que con anzuelos estándar o jigs (si bien en el caso de la trucha esto es irrelevante ya que ni siquiera existen anzuelos circulares de tamaño adecuado para montar moscas para trucha, o al menos para las truchas que aquí tenemos, pero no quería dejar de hacer mención de ello porque con especies marinas o de grandes depredadores se ha comprobado reiterativamente que esto es así).

- La mortandad con anzuelos triples es menor que con anzuelos simples (diversos estudios con salmones y steelheads demuestran que la dificultad para tragar el anzuelo en el caso de los triples favorece una devolución del pez en condiciones más favorables para su supervivencia).

- Sí está demostrado que en el caso de un accidental clavado profundo lo conveniente es cortar el terminal, ya que intentar desanzuelar un pez que ha tragado el señuelo es más dañino que dejar un trocito de nylon y la mosca clavada (hay estudios que demuestran que después de 90 días el anzuelo ha desaparecido en la mayor parte de los casos y que la mortalidad a partir de unas pocas semanas es prácticamente nula). En lo que no se ha establecido un acuerdo es en lo referente a la longitud del trozo de nylon, habiendo autores que mantienen que hay que cortar lo más cerca posible del anzuelo y otros que argumentan que carece de importancia. A mí la lógica me indica que un trozo grande de nylon puede ocasionarle más problemas al pez, pero yo aquí no estoy vertiendo mis opiniones de barra de bar si no compartiendo lo que la ciencia ha ido demostrando en los últimos 30 años.

- 3) "Con terminales gruesos se mueren menos peces que con terminales finos" FALSO.

Esto, dicho así, que es un argumento habitual, es una mentira como una catedral de grande. Lo que hay que reducir es el estrés del pez, que es lo que aumenta el índice de mortalidad, y según el caso, esto tiene que ver con factores muy diversos.

Por ejemplo, es frecuente encontrarnos con que los que defienden este argumento son habituales pescadores de truchas grandes, del mayor tamaño posible. Pues bien, quizás deberían saber que la mortalidad en truchas no anádromas es infinitamente superior en ejemplares de mayor tamaño que en los de tamaño medio o pequeño. O sea, que las grandes se mueren más. Y esto sucede por varias causas: hay una probabilidad mayor de que sean clavadas más profundamente (en relación con el tamaño del anzuelo y como afecta la localización del mismo en la supervivencia del pez que veíamos en el punto anterior, y es que por una simple cuestión física, a mayor tamaño de la boca del pez, mayor facilidad para engullir sin miramientos). Otro factor a tener en cuenta es que una trucha de tamaño grande sufre una mayor acidosis que las de tamaño medio o pequeño. O que la manipulación de la misma, a menudo conlleva que tengamos que ejercer una mayor presión sobre su cuerpo para evitar que se mueva durante el desanzuelado y la devolución.

Por otra parte, el estrés del pez no está en ningún caso relacionado con el grosor del terminal, ni tampoco con la duración de la pelea, aunque las opiniones de barra de bar lleven tiempo argumentando lo contrario. El estrés de la captura tiene que ver con los niveles de ácido láctico, la acidosis, el aumento del CO2 en sangre, la despresurización en el caso de capturas a gran profundidad, la temperatura del agua, etc.

Vamos a poner un ejemplo para que se entienda. En atletismo, la prueba que produce una mayor subida del ácido láctico en los atletas, son los 400 metros vallas, y no un 10000 o una maratón como podríamos imaginar. Si extrapolamos esto a las truchas, nos daremos cuenta fácilmente de que acortar la duración del esfuerzo del pez a base de subir la intensidad del mismo no es en ningún modo beneficioso. Lo adecuado es darle al pez su tiempo y pelearlo de tal modo que en ningún momento llegue a un nivel de estrés que provoque una fatiga muscular que pueda hacer peligrar su vida.

Y, en cualquier caso, 30 segundos de exposición al aire (con el pez fuera del agua) provocan una respuesta fisiológica que puede hacer que se alcance una mortalidad de hasta el 90% según algunos autores (el porcentaje varía teniendo en cuenta el resto de factores como el tamaño del pez, la temperatura del agua, la duración de la pelea, etc. pero el grosor del terminal por sí mismo, nunca es un factor).

Además, estas situaciones de estrés no solo pueden provocar la muerte del pez, si no también la alteración en el desarrollo y crecimiento de los mismos, lo que puede estar relacionado con las alteraciones en la pirámide poblacional unido a los otros factores vistos anteriormente.

- 4) "No pasa nada por hacerle una foto al pez si se toman unas adecuadas precauciones" FALSO.

Acabamos de ver como con solo medio minuto de exposición del pez al aire, fuera del agua, el índice de mortandad es altísimo, y no tenemos más que irnos a Youtube y fijarnos cuanto tarda la gente en manipular los peces mirando el cronómetro de la barra de avance del vídeo. Esos 30 segundos en muchísimos casos se superan. Con 60 segundos de exposición se ha comprobado que solo sobreviven el 28% de los peces (y este dato se ha extraído de un estudio realizado con truchas arco iris, que como todos sabemos tienen fama de ser más "resistentes" que las comunes).

Esto que voy a decir ahora es opinión mía, pero lo primero que yo haría para regular un tramo de pesca sin muerte sería prohibir hacer fotos/vídeos de las capturas y prohibir terminantemente que estas se saquen del agua, además de uso obligatorio de sacaderas con un diámetro mínimo, no para encestar al pez (que también lo prohibiría), sino para que este no se sienta aprisionado mientras lo desanzuelamos dentro del agua (encontrarse recluido en una sacadera sin ninguna movilidad y la dificultad por nuestra parte de meter al pez en una sacadera de pequeño tamaño también puede aumentar el estrés del pez por la captura).

Por otro lado, es frecuente que cuando hacemos fotos a los peces terminemos por apretarlos más de lo debido o en zonas que no deberíamos, ya que aunque la presión no sea excesiva, el simple contacto sobre las agallas, dentro de ellas o en los ojos, puede hacer que la devolución del mismo acabe en fracaso y muerte.

- 5) "Pescando a cebo no se mueren igual que pescando con mosca". FALSO.

Parece mentira que a estas alturas aún haya que explicar que esto es falso, pero viendo muchos comentarios y artículos publicados a raíz de los cambios en la normativa de pesca de Castilla y León, parece ser que sí hay que explicarlo.

Bueno, pensándolo bien, es tan grande el número de estudios que demuestran que la mortalidad usando cebos naturales es mayor que utilizando cebos artificiales, que no pienso perder ni un solo segundo en este punto. Quien quiera seguir viviendo feliz en esa idea o esté dispuesto a mantenerse en la mentira aun sabiendo que lo es, que lo siga haciendo. Tan solo unas recomendaciones: Clapp and Clark, 1989; Siewert and Cave, 1990; Payer, 1989; Wilde, 2000; etc. En definitiva todo está relacionado con la localización del anzuelo en el clavado.

- 6) Otros aspectos a tener en cuenta.

Y ahora una serie de factores a tener en cuenta, que no merecen mucho análisis, pero que no por ello quiero dejar de mencionar.

- La profundidad de pesca influye de manera muy importante en una devolución exitosa del pez. Esto tiene una mayor importancia pescando en lagos que en ríos, pero sí querría mencionar que a unos 30 metros de profundidad, la presión es unas 4 veces mayor que a un metro de profundidad. ¿Cómo afecta esto a los peces? Pues en este caso convendría una pelea muy lenta, para que la despresurización del pez no afecte a su vejiga natatoria, ya que de lo contrario, en el momento de efectuar la devolución, sumado a la fatiga muscular, podría hacer que el pez no fuese devuelto en las mejores condiciones posibles (de nuevo tenemos otro ejemplo de que no siempre acortar la pelea es lo mejor para el pez). También es cierto que, en el caso de la trucha, la vejiga natatoria está conectada con su esófago, lo que le permite deshacerse del exceso de gas de manera más satisfactoria que otras especies, como por ejemplo, el bass. En el caso concreto de la trucha se recomienda evitar la pesca a más de 5/6 metros de profundidad si queremos garantizarnos una devolución del pez en las mejores condiciones posibles.

- La temperatura: A  partir de 21º de temperatura del agua, la supervivencia de los salmónidos tras una situación de estrés por la captura se podría ver tan comprometida que en estas circunstancias no debería estar permitido pescar. Así de rotundo es esto. Para temperaturas muy bajas, de menos de 12º o 13º la capacidad de recuperación también disminuye notablemente tras la pelea, pero los efectos no llegan a ser tan devastadores como en el caso de altas temperaturas. Como en todos los casos anteriores, este factor está interrelacionado con todos los demás: localización del clavado, nivel de estrés, etc. Tampoco nos olvidemos que en esas temperaturas del agua, la temperatura del aire se convierte en más extrema aún para el pez, lo que puede hacer que el índice de mortalidad suba todavía más.

- La sacadera: respecto a esto ya se ha escrito y hablado largo y tendido. Sin nudos y con la malla lo más suave posible. Yo prefiero las grandes porque permiten desanzuelar al pez de manera más cómoda sin sacarlo del agua e incluso le permiten cierta movilidad dentro de la misma si lo hemos ensalabrado en una zona de aguas paradas y queremos desplazarnos unos metros hasta una zona con una corriente media o moderada para facilitar su oxigenación. Con una sacadera de buen tamaño podemos caminar por el río con el pez dentro del agua incluso en apenas 30-40 centímetros de profundidad y el pez goza de cierta movilidad dentro de la red.

- Tiempo de recuperación: en ocasiones pueden transcurrir hasta 18 horas desde que el pez ha sido capturado, y devuelto, hasta que recupera sus niveles normales de ácido láctico. Para esta recuperación, lo ideal sería que pudiese mantenerse en un tramo de corriente moderada, bien oxigenado y en las mejores condiciones posibles. Pescar con ríos altos (por riadas o suelta de pantanos) o provocar que un pez que está recuperándose tenga que desplazarse bruscamente porque lo hemos asustado, puede también influir en la supervivencia de los mismos.

- 7) Consideraciones finales.

Una vez leído todo, y viendo la cantidad de problemas a los que se enfrenta un pez, casi parecería mejor la opción de llevárnoslo a casa, y listo, pero realmente, con solo tener en cuenta unas mínimas precauciones, nos aseguraremos de que la mortalidad no supere esa media estimada del 20%, que en todo caso, yo no considero perjudicial para el ecosistema, ya que allí donde la trucha carece de predadores, es necesario que algunas mueran para el mantenimiento de una población saludable. Si hubiese kilómetros y kilómetros de ríos puros, limpios y adecuados para la freza, esto no sería necesario, ya que las propias poblaciones de truchas, por medio de la dispersión y el canibalismo controlarían la población, pero desgraciadamente la dispersión poblacional es un aspecto cada vez más complicado (y por cierto, ahora que hablamos de esto, los reos, como todo el mundo sabe, son truchas comunes que toman la forma anádroma y emigran al mar; y digo esto porque es muy frecuente leer otro de esos mitos y leyendas que dice tal que así: "yo reos no perdono uno, porque hay a patadas, pero truchas cada vez hay menos". Pues bien, seguid matando reos que veréis en unos años los que va a haber...).

Y sí me gustaría decir que no he querido llenar este escrito de referencias bibliográficas para no hacerlo más tedioso de lo que ya es, pero sí quiero aclarar que poseo copia de todos los estudios de los que he sacado los datos que he manejado, y que si alguien tiene mucho interés me comprometo a escanearlos o imprimirlos y a hacérselos llegar (mi compromiso es sine die, eso sí).

Dejemos de convertir mentiras en verdades, por favor.







miércoles, 2 de abril de 2014

AL TROTH & THE ELK HAIR CADDIS.

Hay moscas que han pasado a la historia por méritos propios. Y si hace un par de semanas dedicaba unas líneas a la pheasant tail y a Sawyer, ninfa de la que soy un absoluto enamorado, hoy me gustaría dedicar unas líneas a una mosca que a mí, personalmente, no me gusta nada: la elk hair caddis.

Claro, que una cosa es que no me guste, y otra cosa muy distinta es que se me pase por la cabeza siquiera dudar de su efectividad, ampliamente demostrada en todos los ríos del mundo.

El caso es que allá por los años 50, un pescador de Penssylvania, Al Troth, tuvo la idea de combinar el pelo de un cérvido con un cuerpo en dubbing y un palmer de gallo, combinación que sin duda alguna aporta una alta flotabilidad a dicha mosca unido a un diseño de la cabeza que nos permite "rayar" la superficie del agua imitando el movimiento de algunos tricópteros.

Y he querido resaltar esta mosca en concreto y a Al Troth en particular, porque como todo el mundo sabe, los tricópteros empezaron a cobrar verdadera importancia para la pesca a partir de los trabajos de otro enorme pescador y divulgador, Gary LaFontaine, tras la publicación de su obra Caddisflies. Cualquiera puede echar un vistazo a colecciones de moscas anteriores a la publicación de Caddisflies y comprobar por sí mismo que la presencia de imitaciones de tricópteros era prácticamente testimonial.

Esto no hace más que agrandar el mérito de Al Troth: por crear una imitación muy efectiva, que resiste muchas capturas sin deteriorarse ni exigir demasiados cuidados y que siguiendo un mismo patrón muy fácil de montar, solo alterando el color y el tamaño podemos aproximarnos a cualquier especie que pretendamos imitar (para quien considere que es necesario ir al río con un buen surtido de moscas en diferentes tamaños y colores para adaptarnos a la especie a imitar).

El caso es que el Parkinson nos privó primero de poder disfrutar de sus artículos, y finalmente acabó llevándoselo, pero junto con otros modelos menos conocidos, la elk hair caddis hará que Al Troth permanezca para siempre en la ribera de miles de ríos.



martes, 1 de abril de 2014