miércoles, 14 de septiembre de 2011

Próximo proyecto.

Bueno, pues enfrascado en una mudanza y cambio de domicilio, me encuentro con que no me convence ninguna de las mesas del nuevo piso como "centro de trabajo" para montar moscas, así que este sábado visita a Leroy Merlin y las tardes de la semana próxima a hacer algo parecido a estos:







Cuando lo tenga listo veremos el resultado final.

martes, 13 de septiembre de 2011

FAQ: Anzuelos y bolas doradas.

La equivalencia entre el tamaño del anzuelo y las bolitas metálicas es una pregunta frecuente entre aquellos que se inician en el montaje, y también entre otros que no se inician tanto. Dohiku nos lo pone fácil, y es que una imagen vale más que mil palabras.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Fly tying clips

Interesantísima web con posibilidad de ver los montajes en un ángulo de 360º. Y con montajes ciertamente interesantes, al menos para sacar alguna idea aprovechable.

http://www.flytyingclips.com/

jueves, 1 de septiembre de 2011

Tras los pasos de Édouard Manet.

Que nadie se extrañe por el título de la entrada, simplemente vamos a seguir el camino que nos trazó el genial pintor, dejando atrás el realismo y siendo el precursor fundamental del impresionismo.
- La selectividad mal entendida.
Lejos de pretender sentar cátedra sí me gustaría escribir un pequeño artículo de opinión basado en las notas que tengo acumuladas en mis cuadernos de pesca y montaje, y que provienen tanto de experiencias propias y ajenas como de la gran cantidad de lecturas acumuladas al respecto de estos temas.
Me gustaría empezar con una confesión. No creo en la selectividad de las truchas. Y que nadie se lleve las manos a la cabeza sin antes intentar explicar esta postura aparentemente tan radical. No creo en la selectividad de las truchas entendida desde el punto de vista de los montajes realistas, entendiendo por imitación realista tanto la larva de tricóptero a la que no le falta ningún detalle y parece un calco de la natural, así como la imitación de emergente de bétido que necesita que la combinación de cuerpo, exhuvia, brinca y alas esté compuesta por ciertos materiales místicos que forman un arcano que nos garantizará una efectividad letal.
Sí creo en los grados de alerta de las truchas; en la selectividad entendida de un modo diferente, basado en intentar estimular los factores de estimulación positiva que la trucha, como cualquier otro depredador, buscará en sus presas; sí creo en el tamaño y forma, pero sinceramente, la exactitud molecular en el color y en los detalles creo que son aspectos a descartar cuando lo que buscamos es provocar una reacción en un depredador.
Considero que tradicionalmente se ha humanizado en exceso el comportamiento de las truchas. Con frecuencia nos hemos olvidado de que se trata de un animal, un depredador que a menudo ocupa la cúspide de la cadena trófica en muchos de los biotopos que habita, si bien en ocasiones puede ser depredada por congéneres de su propia especie u otros como lucios, luciopercas o diferentes salmónidos. Y, dentro del reino animal, todos los depredadores mantienen unas pautas y patrones similares en su depredación y sus interrelaciones con sus presas. Nunca he llegado a comprender por qué en el caso de las truchas nos hemos empeñado durante años en atribuirles un comportamiento más humano que animal.
Haremos una analogía para intentar esclarecer este punto. Imaginemos un guepardo en el Serengueti, un depredador. A cualquiera le parecería absolutamente estúpido afirmar que exclusivamente se alimentará de gacelas Thompson de entre 6-9 meses de edad. Todos somos perfectamente conscientes de que intentará dar caza a cualquier posible presa que esté dentro de su alcance, esto es, en su territorio y con unas condiciones físicas o de salud que le permitan capturarla. No olvidemos que el término depredador va indivisiblemente unido al concepto de oportunismo.
Dicho esto, por qué empeñarnos en que si una trucha está alimentándose de una especie concreta de bétido despreciará a un tricóptero que atraviese su ventana de visión (= territorio), siempre que su tamaño, disposición sobre la película superficial, o bajo ella, le permitan capturarla (siempre que se cumplan ciertas condiciones sobre los grados de alerta mencionados anteriormente).
Pondremos otro ejemplo, casi ridículo, pero también esclarecedor. Imaginemos ese mismo guepardo e imaginemos un blanco de los que se usan en tiro con arco que son una imitación realista de un animal. Situado uno de estos blancos al alcance de dicho guepardo, éste, ante la ausencia de las reacciones típicas que esperaría, por instinto, en cualquiera de sus presas, en ningún caso lanzará un ataque definitivo, sino que en un primer momento simplemente curioseará, quizás golpeando a su posible presa, esperando alguna reacción por parte de ésta, y descartando finalmente a nuestro blanco como posible presa debido únicamente a la carencia absoluta de cualquier factor de estimulación positiva que esperaría en cualquiera de sus presas, como podría ser en este caso que la presa iniciase la huída o en casos extremos que intentase enfrentarse a su depredador. Fijémonos en los tiburones y en sus ataques al ser humano. Está demostrado que un alto porcentaje de estos ataques se deben a la simple curiosidad del depredador o a la defensa del territorio, pero no a la selección del ser humano como potencial presa. Se dice que en muchos casos, el tiburón, solo tiene un modo de investigar ese ser que encuentra en su territorio, y esto es, morder. ¿No estarán relacionadas muchas de nuestras capturas, y también de nuestros rechazos, con razones similares a estas?
Algo similar sucedería con una trucha ante una imitación realista mal entendida. Podemos presentarle una mosca que imite perfectamente a las naturales de las que la trucha se está alimentando en tamaño, color y forma, sin que nos falte un detalle, pero si resulta que el factor positivo que la trucha está buscando es que su presa se mueva frenéticamente intentando liberarse de la película superficial más nos valdría presentarle una pelota informe de dubbing que se mueva con la mas mínima corriente.
Recuerdo una tarde en el rio Nora entre Lieres y Pola de Siero, en el que observando a un grupo de pequeñas truchas desde un puente, éstas despreciaban sistemáticamente el 90% de los tricópteros naturales, centrándose únicamente en capturar aquellos que comenzaban repentinamente a aletear (añado como simple curiosidad que las truchitas de unos 15/20 cm que pueblan dicho tramo son las más difíciles a las que me he enfrentado jamás). Selectivas, sí, pero no ante un color concreto ni ante una forma o un tamaño concreto, sino ante un comportamiento de la presa. Volvamos a las analogías con el reino animal para ejemplificar este comportamiento en un depredador diferente. Imaginemos ahora una manada de lobos siguiendo a los renos en su migración anual, completamente cebados en la captura y alimentación de una especie concreta, luego diríamos, o podríamos decir, que son selectivos, pero a nadie se le pasaría por la cabeza pensar que si apareciese un alce solitario cojeando debido a una fractura en una de sus patas la manada de lobos ignoraría esta presa potencial que de nuevo cumple con unos requisitos básicos (está en su territorio y cumple los factores de estimulación positiva).
Podríamos hablar de muchos otros aspectos como la respuesta funcional, la eficiencia predatoria, resistencia activa o pasiva, etc. pero esto es un blog de pesca y montaje, así que por hoy vamos a dejar ya la biología a un lado.
- Realismo vs. impresionismo.
Podríamos definir el realismo como el intento de capturar hasta el más mínimo detalle y el impresionismo como el intento de capturar la esencia por encima de los detalles. Aplicado esto al montaje de moscas encuadraríamos a montadores como Petitjean o LaFontaine dentro de la escuela impresionista y a otros como Teyssie o Thornton dentro de la corriente realista, sin irnos a extremos hiperrealistas como Whitlock o Logan que serán descartados por encontrarse fuera del interés de este artículo, así que nos centraremos en el impresionismo y el llamado realismo práctico.
En cualquiera de ambas escuelas encontramos imitaciones altamente eficientes, la diferencia está en que dentro de la corriente realista esta eficiencia está enfocada a unas condiciones concretas y en la corriente impresionista, en general, se trata de cubrir el mayor espectro posible de condiciones dónde una imitación se mostrará eficaz.
Nadie debe dudar de que existen moscas realistas de eficacia demostrable y ya demostrada. Aunque en general se les podría atribuir dos problemas fundamentales. Por un lado perderán gran parte de su eficacia fuera de las condiciones para las que fueron diseñadas, y por otro lado el montaje de las mismas implica un esfuerzo en tiempo y laboriosidad que en muchas ocasiones no compensa.
En cambio, hay un gran número de imitaciones atractoras, que podrían encuadrarse dentro de la corriente impresionista, que se mostrarán eficaces en muchas ocasiones y en diferentes circunstancias, y creo que esto es a lo que todo montador/pescador aspira, a reducir en lo posible el número de modelos a montar para poder pescar en diferentes fechas y lugares con garantías de éxito.
Para ello podríamos intentar tomar dos vías. La primera de ellas sería escoger unos pocos patrones concretos de montaje y simplemente variar el color y el tamaño. Por ejemplo, montar comparaduns, sparkle duns, klinkhammers,  tricópteros de León  y emergentes de tricóptero de LaFontaine en tamaños del #14 al #22 y variando el color y los materiales podríamos cubrir toda nuestra temporada de pesca sin problemas. La otra opción sería centrarnos en unos cuantos modelos de moscas atractoras en las que solo variaríamos el tamaño ya que son modelos con un patrón de montaje invariable como sería el caso de la Adams, Royal Wulff, Aussable Wulff, Elk Hair Caddis, Red Tag, Griffith Gnat o Tupp's Indispensable. Combinando estas dos vías podemos decir, sin temor a equivocarnos, que se puede afrontar cualquier jornada de pesca de truchas en cualquier lugar y en cualquier época sin temor a no cumplir con nuestras propias expectativas.
Si nos centramos en el caso particular de la pesca en España entran en juego unas variables que no están tan presentes, o son desconocidas, en otros lugares del mundo. Podemos pensar en las plumas de los gallos de León, la absoluta enfermedad por determinados hilos que padecemos algunos montadores, la predisposición natural de nuestras truchas para alimentarse en superficie durante buena parte de la temporada de pesca, la propia idiosincrasia del pescador español, etc.  Tomado uno por uno estos factores podrían ser comprensibles, incluso los prácticos británicos no están libres de caer en cierto misticismo (recordemos si no el ejemplo de la lana Chadwick's 477 o su empeño en utilizar las más exóticas plumas para sus moscas ahogadas de trucha, reo y salmón). También los franceses, más parecidos a nosotros para estas cuestiones, han tenido sus demonios místicos (recordemos el pelo de cordero nonato que hacía ganar campeonatos del mundo por sí solo, o eso creyeron algunos). Sin embargo, si cruzamos el océano Atlántico y nos vamos a Estados Unidos, que es sin duda el lugar dónde mas se ha investigado y desarrollado la pesca con mosca y el montaje de moscas, todos estos factores místicos se difuminan hasta desaparecer. Se busca el porqué. Y llama mucho la atención que en un lugar dónde existen guías con las eclosiones de los rios de la zona según la época del año, las moscas más utilizadas sean siempre las atractoras.
Volviendo a nuestra amada piel de toro tenemos dos ejemplos paradigmáticos. Los rayones y sedas y las plumas de León. Carecemos en España de una escuela realista al estilo de la americana o la escandinava, aunque en los últimos años esté apareciendo algún ejemplo notable . En cambio, nuestro realismo práctico siempre ha ido dirigido a la imitación exacta del color, incluso por encima del tamaño y la forma, lo que podría parecer una aberración, pero aferrándose a jornadas de pesca gloriosas, cuando las truchas no cabían en los ríos, aun hay veteranos pescadores, y no tan veteranos, que siguen aferrados al color por encima de todas las cosas. Tomemos como ejemplo una sarnosa hembra, el diseño perfecto, conocida imitación de tricóptero, Brachycentrus subnubilus para ser exactos. Seleccionemos los hilos, 777 de Gütermann para el cuerpo, elijamos un verde exacto para las huevas, para unos el 396 o el 159, para otros el 920, para otros el 923 y busquemos la combinación perfecta de plumas para el tejadillo: un 20% de pardo corzuno, un 40% de indio acerado sucio y otro 40% de pardo sarrioso. Aquí está nuestra imitación perfecta, exacta al insecto natural, salvo por el pequeño detalle de que la estamos montando en un anzuelo Mustad de paleta del #13, que es un tamaño inadecuado para imitar dicho insecto. Por no hablar del gran detalle que supone ver a un espécimen de Brachycentrus subnubilus con un gancho metálico colgando de sus genitales.
El mero hecho de que nuestras moscas lleven anzuelo debería desterrar para siempre cualquier atisbo de otorgar una importancia crucial a los detalles concretos, es decir, a la corriente realista; pero aun así lo que pesca es la fe, y contra la fe los razonamientos no sirven. Lo que es innegable es que esto apoya de manera indiscutible la teoría de que lo que las truchas buscan, y lo que nosotros estamos obligados a ofrecerles, son los factores de estimulación positiva. Si el estudio de los detalles fuese crucial para las truchas en su actividad depredadora podríamos abandonar definitivamente la pesca, porque insistiendo en el mismo punto, si fijasen su atención en la textura de las alas, el color del cuerpo, las antenas, las patas... y a pesar de la dificultad, consiguiésemos ofrecerles imitaciones perfectas en este sentido, ¿cómo explicar que ignorasen el anzuelo si hasta el moteado de las antenas les resultase de importancia vital?
- Evolución y mejoras.
Y ya para poner fin a esta reflexión, que es más un compendio de dudas propias que otra cosa, sería apropiado prestar atención a la evolución del montaje de moscas en los últimos cuarenta o cincuenta años. ¿De dónde provienen las más espectaculares mejoras? De la escuela impresionista. El antron de LaFontaine, el CDC de Petitjean (usado antes por otros pero universalizado por él), la bolas metálicas de Roman Moser, los paraloops de Ian Moutter... ¿Acaso no ha habido grandes avances y descubrimientos dentro de la escuela realista? Por supuesto que los ha habido. Pero a menudo precisan de unos montajes tan elaborados y dan como fruto unas imitaciones tan caras que en el baremo economía/eficacia nunca podrán competir con un simple paraloop o una simple oreja de liebre con una bolita de tungsteno.
Aun así, espero que todos los que montamos moscas sigamos experimentando, creando aberraciones y moscas perfectas, y no pensando exclusivamente en el número de peces que vamos a conseguir, sino por el mero placer que nos proporciona crear nuestras propios diseños, e incluso que alguno de ellos nos sirva para capturar aunque sea una sola pintona.
Como confesión final me gustaría decir que aunque cuando voy de pesca llevo encima infinidad de modelos y moscas, más para regalar, cambiar y estas cosas que para pescar con todas ellas, porque con las que realmente pesco es con unos 20-30 modelos, y antes de que el 2011 finalice asumo la deuda de publicar en el blog cada uno de estos modelos de mi selección definitiva actual, explicando el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué, aunque no olvidemos que lo realmente importante siempre será el porqué.

Carretes de mosca.

Me había propuesto durante las vacaciones hacer un pequeño banco de pruebas de cada uno de estos carretes, pero al final entre la falta de tiempo y la pereza propia de los periodos limitados de descanso la cosa se ha quedado en 4 fotos y poco más. Aun así, aprovechando la dinámica de los blogs no quiero dejar de publicar alguna de las fotos y si así alguien estaba pensando en adquirir alguno de estos carretes o tiene cualquier duda puede preguntar directamente sobre el punto que mas le interese. Así que... vamos allá:

- Airflo Balance:




- Lamson Konic:




Loop Graphite:



- Orvis Mach III:





- Shimano Biocraft XT LA:




- Backwinder: